Información Adicional

• 1528 - Álvar Núñez Cabeza de Vaca

- Pánfilo de Narváez procedente de Santiago de Cuba, Cuba, con cuatrocientos hombres llegó a la bahía de Tampa, Florida el 4 de abril. Narváez emprendió la marcha por tierra con doscientos cuarenta y dos de sus hombres y envió al resto en los barcos para encontrarse después en la costa. La expedición por tierra llegó a Apalachee. Hacia la costa se dirigieron y al llegar no vieron los barcos. Prepararon unos botes para dirigirse a México. En las cercanías de las costas de Texas Pánfilo de Narváez y más de la mitad de los hombres que quedaban de la expedición desaparecieron en una tormenta.
- Los náufragos fueron recibidos por los nativos americanos en Texas. Después de seis años sólo quedaban cinco de los expedicionarios. Álvar Núñez Cabeza de Vaca, tesorero de la expedición, acompañado de otros dos expedicionarios, Alonso del Castillo Maldonando y Andrés Dorantes de Carranca, y el esclavo Estevánico (Esteban, o Estevan, en algunas referencias) se fueron con la esperanza de llegar a Nueva España.
- Álvar Núñez Cabeza de Vaca y sus acompañantes de Texas se encaminaron hacia el oeste pasando por Nuevo México y Arizona. El 24 de junio de 1536 finalmente llegaron a Ciudad México. Fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca quien dio cuenta de la existencia de las Siete Ciudades de Oro en la provincia de Cíbola de los nativos americanos zuñi (El Dorado).

• 1539 - Marcos de Niza y Estevánico

- Basado en los rumores creados por Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Estevánico y los otros sobrevivientes de la expedición de Pánfilo de Narváez el virrey de Nueva España, Don Antonio de Mendoza, esperando encontrar tantas riquezas como Hernán Cortés al llegar a Tenochtitlan, preparó una expedición que localizara las Siete Ciudades de Oro. Al frente de la expedición encargó al monje franciscano Marcos de Niza quien había acompañado a Francisco Pizarro en Cusco, Perú, y después había servido en Antigua, Guatemala. El 7 de marzo de 1539, acompañado de Estevánico y algunos nativos mexicanos, salió Marcos de Niza en busca de las Siete Ciudades de Oro en Cíbola. Pasaron por Arizona y llegaron al asiento de los nativos americanos zuñi de Hawikuh, en el presente Nuevo México. Estevánico fue a explorar Hawikuh y los zuñi lo mataron. De una distancia prudente Marcos de Niza vio a Hawikuh y sus guías le confiaron que exista otra ciudad mucho más impresionante llamada Yontonteac. Marcos de Niza regresó a Ciudad México.

• 1540 - Francisco Vásquez de Coronado

- Al igual que Marcos de Niza, Francisco Vásquez de Coronado el 22 de abril de 1540 emprendió una expedición en busca de las Siete Ciudades de Oro en Cíbola. En el pueblo de Hawikuh no encontró lo que buscada. Continuó hasta llegar al presente estado de Kansas. En 1542 la expedición comenzó su regreso a Nueva España.

• 1581 - Agustín Rodríguez

- Con el propósito de cristianizar almas el sacerdote franciscano Agustín Rodríguez acompañado de otros dos sacerdotes, nueve soldados y diecinueve nativos el 5 de junio de 1581 comenzó una expedición hacia el norte por el río Conchos. Pasó la expedición al río Grande y continuó a la región de los nativos americanos pueblo en Nuevo México. La exploración llegó hasta la zona de Taos al norte, al este del río Pecos y al oeste hasta el territorio de los acoma y zuñi. Los soldados, bajo el mando de Francisco Sánchez Chamuscado regresaron a México después que los sacerdotes Agustín Rodríguez y Francisco López establecieron una misión en el asiento Puaray de los tiguex, El otro sacerdote de la expedición, Juan de Santa María, había regresado por sí solo a México a dar reportes de lo encontrado, en el camino nativos americanos de los pueblo le dieron muerte.

• 1582 - Fray Bernardino Beltrán y Antonio de Espejo

- No sabiendo la suerte que los sacerdotes franciscanos Agustín Rodríguez y Francisco López habían corrido el hermano franciscano fray Bernardino Beltrán trató de animar una expedición en su rescate. El negociante Antonio de Espejo aceptó financiar y guiar la expedición. Al llegar a Puaray supieron lo ocurrido, pero Antonio de Espejo demostró su verdadero interés y continuó la expedición hasta el centro de Arizona. Antonio de Espejo no encontró el lago de oro que buscaba pero sí encontró cobre con algo de plata. En su regreso a río Grande, los tiguex en Puaray demostraron enemistad a la cual de Espejo respondió saqueando el asiento y ejecutando a dieciséis nativos.